
El escenario es perfecto: el sol se eleva en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas. La brisa salada acaricia el rostro del pescador, mientras el muelle se extiende hacia el horizonte, ofreciendo un lugar tranquilo para disfrutar de esta actividad ancestral.
Santiago de la Ribera ha sido durante mucho tiempo un destino privilegiado para los amantes de la pesca. Sus aguas albergan una gran variedad de especies marinas, desde doradas hasta lubinas, haciendo que cada lanzamiento de la caña sea una oportunidad emocionante.
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